LA
ANIMACIÓN MISIONERA
Un
tema siempre pendiente y que parece como que nunca le hincamos bien el diente
es el de la animación misionera. Pensamos en estrategias, en medios de
comunicación, en elaborar materiales, en propuestas que después resultan difíciles
de realizar. La animación nunca puede surgir desde la frustración, sino desde la
convicción y la creencia de que vale la pena por sí misma, no
esperando resultados efectivos momentáneos. La dimensión misionera no
puede ser relegada de nuestra vida cristiana. Así pues, la animación misionera surge
espontáneamente del seno de nuestro ser cristiano, si no es así no serán
válidas las distintas estrategias que humanamente queramos aplicar. La
teorización no puede ser una mera especulación que mate la acción. Por ello no
se puede reducir la animación misionera a cuantificar unos resultados
inmediatos o a corto plazo, sino a un hacer que tiene sentido en sí mismo
independientemente de los resultados.
Es imprescindible que la animación misionera
se realice desde la cercanía, desde el encuentro gozoso de las personas, desde
una vivencia comunitaria, desde el encuentro con el otro.
Seguramente, al nombrar este
tema, a muchos de nosotros nos venga a la mente la imagen de tener material muy
bueno almacenado en algún cuarto y que, probablemente, nunca vea la luz;
grandes tiradas de material que después no encuentra recursos humanos que le
den el uso adecuado. Y no es porque no sea de calidad, simplemente no se ha
contado con lo mas importante en la
animación misionera: el entusiasmo del que cree firmemente en la
misión.
La presencia personal en los
distintos ámbitos de la pastoral es necesaria para una animación misionera
coherente. Porque donde se forja la fe es donde se construye el compromiso
cristiano; es en estos ámbitos donde debe ser animada la
misión como parte esencial del ser cristiano.
Como recuerda Francisco,
tenemos que ser una iglesia en salida y no esperar a que venga la gente, salir
al encuentro. Salir nos dará el entusiasmo que quizás hemos perdido quejándonos
en una espera receptora administrativa. La animación misionera ha de tener en
esencia el dinamismo misionero de quien sale, convencido, y se lanza al anuncio
aprovechando los medios necesarios para ello pero no supeditado a ellos.
Sin animadores animados, no hay animación.
Ramiro
Faulí
OCASHA
Cristianos con el Sur
Hoja
informativa nº 16
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