OMPRESS-PALESTINA La
misionera comboniana Expedita Pérez León, antes de ser destinada a Londres,
enviaba esta última nota que sus hermanas Misioneras Combonianas comparten. Un
adiós incierto a las familias beduinas con las que ha compartido tanto. Ella y
sus hermanas llevan unos años siendo una presencia cercana. La Iglesia es de
las pocas instituciones que se preocupa por ellos. Desgraciadamente el inicio
de la guerra ha comprometido seriamente la convivencia entre las personas, uno
de los objetivos por los que han luchado durante años
“El sábado nos fuimos
bien tempranito a visitar a las mujeres de cuatro poblados beduinos, después de
un tiempo de ausencia por motivo de la guerra y la incerteza e inseguridad que
esta ha creado para todos. Las mujeres y los niños no cabían en sí de alegría.
Algunas de ellas nos dijeron que los niños cada sábado se quedaban esperando y
se decían con tristeza… ‘tampoco hoy vienen las hermanas’. Con ellas hacemos
bordados típicos palestinos en las pañoletas o enseñamos inglés, y con los
niños ensenamos inglés a través del juego. Pero si tenemos que ser sinceras a
ellos les interesa mucho más el regalo que reciben si ganan en algún juego y no
tanto el inglés en sí mismo. Pero eso sí, todos nos divertimos muchísimo.
Las mujeres nos
decían que llevaban desde el día 7 de Octubre sin salir de su poblado por miedo
a los colonos. De hecho en uno de los poblados tuvimos que dar un rodeo muy
largo en el desierto para llegar hasta ellos porque los colonos han cerrado dos
de sus entradas más cercanas. Algunas de ellas decían que en la primera semana
no podían dormir en la noche por el miedo que tenían de ser atacadas.
Los niños estuvieron
más de un mes y cuando estas se abrieron de nuevo emplearon tres horas para
entrar y tres para salir de Jericó, donde se encuentra la escuela de la UN para
los beduinos que viven en el campo de refugiados y los que viven en el desierto
no lejos de Jericó. Ciertamente ese día no llegaron a tiempo para las
lecciones. Gracias a Dios el responsable de la escuela ha llegado a un acuerdo
con los soldados que están en el check point a la entrada de Jericó y ahora los
dejan pasar inmediatamente como bus escolar. Uno de los niños de una de las
guarderías cada día le pregunta a su mamá: ‘¿hoy, hay guerra o hay guardería?’.
Si su respuesta es que ese día irá a la guardería él se levanta inmediatamente
y muy feliz para ir a la guardería. Si la respuesta es ‘hoy no vas a la
guardería’, él se queda en la cama triste y en silencio pues sabe que está en
peligro.
En los cuatros
poblados las mujeres nos hablaron de lo difícil que es este momento para ellas,
del miedo en el que viven y de sus maridos que están en casa sin trabajo porque
no pueden entrar en Israel o en los asentamientos que se encuentran en el desierto
de Judea y donde trabajaban hasta el día 7 de Octubre. Su comida diaria que ya
era muy sencilla se ha vuelto aún más sobria por la situación que vivimos
actualmente. Cuando las saludábamos casi todas nos preguntaban si volveríamos
la semana próxima o no. Y terminaban diciéndonos que para ellas era muy
importante nuestra presencia porque les ofrecemos la posibilidad de vivir un
día diferente, relajado y alegre aparte de aprender la lengua o los diferentes
puntos de los bordados.
También para nosotras Combonianas es muy importante ‘estar’ y ‘caminar’ con ellas, especialmente en este tiempo tan doloroso y difícil. Hoy otras mujeres y hombres nos han dicho: ‘Hermanas esperamos poder volver a vivir como vivíamos antes del 7 de octubre’. Ciertamente la esperanza de poder vivir como hermanos en la paz y la justicia la tenemos encendida en nuestros corazones, cada uno desde su Fe: musulmanes, hebreos y cristianos”.
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